¡Que enorme fuerza debe de haber sido necesaria para quebrar y eliminar las partes que faltan de esta pirámide! Porque no la vemos rodeada de montones de fragmentos. Uno sólo ve otros picos arraigados en la tierra y cuyos lados, igualmente cortados, indican una inmensa masa de piedra de la cual no encontramos huella alguna en los contornos. Sin duda, esos son los restos que en forma de guijarros, rocas y arena llenan nuestros valles y nuestras llanuras.
De SAUSSURE
– Cuatro años van hacerse, de esa extraordinaria ascensión. Ascensión a una de las cumbres mas emblemáticas y conocidas por todos, bien sea por nuestros conocimiento alpinos, o al contrario, por ser la imagen por excelencia de Suiza y su chocolate.
Se trata, del Pico Cervino o Matterhorn.
Era agosto del 2016, y un año mas, volvíamos a Cervinia (Italia).
Como aquel peregrino que viaja a Compostela, o aquel que tiene que ir a La Meca, para nosotros, peregrinos de grandes catedrales de Piedra y de vidrieras llenas de estrellas, no podíamos dejar la ocasión de acudir a esta enorme Pirámide de roca.
Era la 3º ocasión en la que acudíamos al lugar para realizar su ascensión, no pudiendo las 2 anteriores por condiciones climáticas.
Nada mas llegar a Cervinia, y como auténticos autómatas, nos dirigimos a la Casa de los Guias.
Una vez allí y tras consultar las condiciones climatologías y las condiciones de la vía con los guías, podremos trazar nuestro plan, eso si, mejor con una jarra de cerveza en la mano, Moretti a poder ser.
Tenemos una ventana de tres días de buen tiempo desde pasado mañana, y para mañana dan alguna tormenta, por lo que decidimos jugárnosla y subir mañana, si no, daremos media vuelta.
Al día siguiente subimos hasta el Refugio Duque de Los Abruzzos y efectivamente como anunciaba la meteo, una tormenta. No iba a tratarse de una tormenta de 10 minutos y un poco de agua, que va, se desato un tormenton, así que media vuelta y a Cervinia, no es plan de llegar al refugio Carrel habiendo desarrollado branquias.
Al día siguiente, amaneció el Cervino cubierto de un fino manto blanco, como era de esperar, la lluvia en altura fue nieve. Por lo que comprobada la meteo y cercionarnos de la ventana de buen tiempo, volvemos con la mochila (o mochilon) camino nuevamente del Refugio de los Abruzzos, para una vez allí y tomar algo subir hasta el Carrel.
1800 metros de desnivel que nos hemos metido entre pecho y espalda, y eso, que lo complicado empieza mañana, asi que a descansar e intentar dormir que mañana toca levantarse pronto.
Y tan pronto, entre la altura, la cama, la gente, los nervios y demás, como que ha sonado el móvil.
A las 4 y algo de la mañana, los tres amigos encordados, nos poníamos en movimiento a la cumbre del Cervino por la arista lion.
No voy a hablaros de la dificultad de la vía, ni tampoco a realizaros una reseña, no soy quien para ello. Son apreciaciones muy personales y supeditadas a muchas variantes, lo que para uno le resulta fácil, a otro le puede parecer todo lo contrario y eso contando que tengan el mismo nivel.
Os diré, simplemente, que me resulto una ascensión espectacular y la cual me sorprendió por su dificultad, la cual esperaba menos.