No deberemos tomarnos a la ligera el grado de las vías, aunque es un grado fácil, las vías no están equipadas, y por lo tanto, deberemos autoasegurarnos. Además la roca no es de calidad.
El filo de la cresta en algunos puntos es extremadamente fino, aunque fácil.
Empezamos la cresta con el «modo ensamble», vamos poniendo varios seguros intermedios conforme avanzamos, cintas a arbustos y en algunas rocas que parecen estables. Terreno fácil de progresar, también muy estrecho, expuesto y con un gran patio a ambos lados.
La cresta es muy estrecha y aérea por ambas vertientes, hay varios tramos en los que te agarras en «bavaresa» a rocas no muy estables. Muchas veces hay que avanzar casi a cuatro patas para asegurar que un desequilibrio no nos lance a algúno de los dos lados.
Llegamos al primer espolón. Relativamente corto, tenemos dos clavos para asegurarnos, estando el paso más fino en el resalte final de IV+. Continuamos por otro tramo de cresta.
Ya estamos en el segundo espolón, volvemos a encontarnos otro par de clavos, donde la dificultad vuelve a estar en el resalte final con un paso de V (Cristobal se lo saca en zapatillas, al igual que el resto de la cresta). Este último resalte deja ya en la cima de la cresta, desde donde se baja.
Descenso: 3 rápeles. El primero sobre una enorme «P» de acero empotrada en la roca al final de la cresta. El segundo que es corto, sobre parabolts (aunque yo lo destrepé porque es fácil bajar), y el tercero sobre el tronco de una enorme sabina.
RESEÑA DE LA CRESTA, POR «MENTIDERO ALPINO»