LA FRECUENCIA DE LOS ERRORES COMUNES
EN BARRANQUISMO.
- UNA INVITACION A LA PRECAUCIÓN.
Las horas en el agua suman, los kilómetros de cañones recorridos así como los metros descendidos nos dan práctica, ganamos en pericia, y sobre todo creamos hábitos. Estos hábitos, a veces buenos y a veces malos, son la causa de algunos de nuestros errores. “Los errores se pagan caros” dice el saber popular y queda demostrado que también en nuestro deporte, considerado por algunos de riesgo y por otros de aventura, debemos evitar cometer dichos fallos. Esa experiencia adquirida y la rutina en las maniobras técnicas engendran muchas veces una falsa sensación de seguridad y aumentan la posibilidad de que sobrevaloremos nuestras capacidades personales y perdamos la concentración. Por último, a veces es lo contrario, son la falta de experiencia y conocimiento quienes nos llevan a estar en situaciones que pueden llegar a superarnos.
Me he decidido por escribir esta reflexión para esta publicación de Mayencos, un encuentro barranquista de carácter técnico y formativo, porque la técnica y la formación son indispensables pero siempre deben ir acompañadas de reflexión, atención y sentido común. ¿Qué es un error? La Real Academia de la Lengua, define “error” como: 1- Concepto equivocado o juicio falso. 2- Acción desacertada o equivocada. 3- Cosa hecha erradamente.
Imagino que estamos de acuerdo en que errores cometemos todos (acciones o decisiones desacertadas y/o equivocadas y cosas mal hechas), algunos más graves que otros, algunos más significativos que otros, y algunos de manera más frecuente que otros. También estaremos de acuerdo en que hay errores que pueden no tener ninguna consecuencia y otros que pueden desencadenar situaciones graves. La mayoría de los errores que cometemos, de las malas elecciones que hacemos o de los malos hábitos que tenemos por suerte se quedan en incidentes y no llegan a consecuencias mayores. Por ejemplo, saltar en una poza sin mucha profundidad y sin conocerla previamente. Muchos de nosotros alguna vez lo hemos hecho y hemos tocado el fondo o hemos rozado una piedra con el lateral de nuestra pierna, pero sin sufrir una lesión. Algunos de nuestros compañeros barranquistas han tenido más mala suerte, y así tenemos que el traumatismo por salto indebido o mala recepción es uno de los accidentes más usuales en barranquismo. Y a pesar de que las opiniones y valoraciones ante el protocolo a seguir frente a un salto son aparentemente homogéneas, porque todos pensamos que más vale verificar antes de saltar, siguen ocurriendo este tipo de accidentes; Otro ejemplo diferente es: anclarse en una reunión a un único punto de seguro (seguridad no redundante). En este caso, si hubiese un fallo de seguridad cumpliéndose la probabilidad remota de que el anclaje saltase, habría que ver en que reunión estamos, pero el futuro incidente sería fácilmente un accidente grave sobre una reunión, por ejemplo, suspendida. En este caso la discusión al respecto es amplia y las opiniones heterogéneas y no todo el mundo lo considera un error. ¿Por qué? Por qué es un hábito adquirido, o por qué no creemos en probabilidades, o por qué nuestra confianza en el material es ciega, o por qué así nos lo han dicho y punto. Yo os pregunto a vosotros: ¿podemos considerar el anclarnos a un solo punto un error? ¿existe la posibilidad de que ese único anclaje salte? Y aunque la probabilidad sea ínfima ¿queremos asumir ese riesgo? ¿Somos conscientes siempre de ese riesgo o nos volvemos autómatas, nos confiamos y lo acabamos obviando? Y aquí entra en juego la buena gestión del error, en la gestión del riesgo que asumimos de manera personal, pero atención, también para nuestros compañeros que forzosamente van a verse implicados.
Según datos estadísticos, en España, entre el año 2005 y 2014, la Guardia Civil ha realizado 8056 intervenciones en montaña entre todas las disciplinas, en las que se han visto involucradas casi 14000 personas. De estas, el 58% han salido ilesas, el 35% han resultado heridas y el restante 7% cuenta las personas fallecidas. (HISTORISTICO ESTADÍSTICO DE LA GUARDIA CIVIL DE MONTAÑA, 2014). Podemos concluir por lo tanto que el 42% de los sucesos que se han dado en montaña los últimos diez años, bien por errores nuestros o por mala suerte, tienen alguna consecuencia en la integridad física de los participantes. Sin olvidar que este incidente en el porcentaje restante “ileso”, puede también dejar herida psicológica o emocional por miedo, estrés, rechazo, etc. que puede ser menos subsanable que el daño físico. Resaltaría también que estos datos unicamente representan el servicio GREIM, después están los servicios autonómicos y los autorrescates, lo que produce cifras de incidentes/accidente elevadísimas. Cometemos demasiados errores, para prevenir los accidentes debemos ser conscientes de nuestros fallos y comenzar por evitarlos: PREVENCION.
J.C. Anión en un artículo para EL PAIS Digital, señala según datos de la Guardia Civil de Montaña, que en 2013 se efectuaron 892 rescates. Detalla que el 39,8% del total de estos rescates se dieron por sobrestimación de las posibilidades propias, porque afrontamos actividades para las que no estamos preparados, según análisis del cuerpo de rescate. El 31,95% se produjo por falta de nivel técnico o inexperiencia. Un 29% por falta de planificación de la actividad o por no calcular el horario. Y entre un 2% y un 3% por pérdida de atención de montañeros experimentados. Al final, la cifra más interesante para nosotros es que poco más de un 3% fue por causas fatídicas o inevitables (como caída de piedras). En conclusión, las cifras demuestran que la principal causa en los accidentes somos nosotros mismos. La mayoría de los accidentes son por fallos humanos, por ERRORES, demasiado comunes y demasiado frecuentes. Desgraciadamenteposibilidades de equivocarnos tenemos muchas y por eso debemos estar siempre al cien por cien a nivel mental y no unicamente en el nivel técnico.
LOS ERRORES LLEGAN: | |
POR DIVERSAS CAUSAS: | EN DIFERENTES MOMENTOS/ETAPAS: |
u Falta de conocimiento previo, de técnica e inexperiencia.
u Sobrestimación de las capacidades, exceso de confianza y subestimación del entorno natural. u Nivel de formación correcto pero con desaciertos provocados por la rutina y los malos hábitos. u Buen nivel técnico y experiencia que nos hacen perder la atención y bajar la vigilancia |
u Desde el principio de una futura actividad, con una toma de decisiones errónea en la elección del descenso, una planificación mala o una preparación física y psicológica insuficiente.
u Antes de entrar al barranco con un horario inadecuado, un material poco adaptado o un grupo heterogéneo. uDurante el descenso a la hora de montar una reunión, en el rápel, en la coordinación del grupo, en la progresión horizontal, etc. |
- MALAS PRÁXIS GENERALES.
Para continuar expondré algunos errores generales (de entre muchos que existen), que según mi experiencia son más comunes, que se producen más frecuentemente, y que cometemos la gran mayoría de barranquistas. Además quiero plantear una suposición de consecuencias que podrían desencadenarse y una pincelada de posibles soluciones, siendo conscientes de que el abanico de posibilidades es muy grande, de que estamos generalizando y de aquí debo resumirme únicamente a algunas de ellas.
1- EN LA PREPARACIÓN DE LA ACTIVIDAD:
1.1 – MALA ELECCIÓN DE LOS HORARIOS | ||
EL ERROR:
No calcular un horario suficientemente amplio por falta de previsión, información, la sobrestimación de nuestra agilidad o un grupo demasiado numeroso con miembros inexpertos o pocas cuerdas. |
LAS CONSECUENCIAS:
Un retraso horario que puede provocar que acabemos la actividad, muy tarde, sin luz, cansados con el aumento de riesgo de accidente o incluso pasar la noche en el barranco. |
LAS SOLUCIONES:
Anticiparnos eligiendo un horario suficientemente amplio, reduciendo grupos, preveyendo más número de cuerdas y de mayor longitud, o por qué no, escaparnos del barranco renunciando a acabarlo. |
1.2 – PREPARACIÓN TÉCNICA, FÍSICA O PSICOLÓGICA INSUFICIENTE | ||
EL ERROR:
Todos los deportes se entrenan. ¿Quién entrena el barranquismo? ¿Cómo se entrena el barranquismo? Podemos comprometernos en descensos que sobrepasan nuestras capacidades físicas bien por la duración de la actividad o por su dureza, por las condiciones de frío, etc. También que sobrepasan nuestras capacidades psicológicas por el riesgo, caudal, tensión prolongada, etc. O para los que técnicamente no estamos preparados por la complejidad de maniobras y decisiones. |
LAS CONSECUENCIAS:
Muchos grupos se han visto bloqueados por agotamiento, por incapacidad de resolución técnica, por un colapso debido al exceso de tensión, o por falta de conocimientos para resolver situaciones mas complejas, como con caudales elevados. Todo esto puede derivar fácil y rápidamente en un accidente grave. |
LAS SOLUCIONES:
La solución es el entrenamiento de los tres niveles. Físico, mediante ejercicio aeróbico y anaeróbico. Técnico, mediante cursos, jornadas de reciclaje, sesiones de rocódromo, puesta en común de conocimientos con amigos, etc. Y psicológico, afrontando los descensos de una manera progresiva y ganando en capacidad a medida que aumentamos la dificultad de los retos; o enfrentándonos a situaciones complejas de manera aislada para crear una adaptación como las aguas vivas en un río. |
2- ANTES DE COMENZAR LA ACTIVIDAD:
2.1 – LA ELECCIÓN DEL MATERIAL. | ||
EL ERROR:
A menudo se ve como muchos barranquistas llevan un equipo personal inadecuado o incluso carecen de él. No es extraño ver cuerdas inapropiadas y deterioradas, neoprenos poco adaptados, cortos o muy rotos. Todavía, aunque parezca imposible, podemos encontrar barranquistas sin casco. Bagas de anclaje contraindicadas y arneses demasiado viejos que deberían reservarse unicamente para la historia. |
LAS CONSECUENCIAS:
Por insuficiencia de cuerdas o longitudes inadecuadas puede darse que el descenso se haga demasiado lento y largo, pudiéndose dar situaciones de frío y agotamiento. A causa de una deficiencia de protección podemos sufrir hipotermia o rozaduras. Y una cadena de seguridad vieja y en mal estado nos pone en riesgo porque cualquier elemento podría romperse. |
LAS SOLUCIONES:
Prácticamos un deporte que es muy técnico en el que el material es fundamental para el buen desarrollo de la actividad. Dentro de las posibilidades particulares de cada uno no debemos dudar frente a equiparnos lo mejor posible y de manera sensata, para estar preparados para afrontar los descensos con la mayor probabilidad de éxito. |
2.2 – LA ORGANIZACIÓN DEL GRUPO. | ||
EL ERROR:
Grupos muy heterogéneos, demasiado numerosos, con diferentes niveles técnicos y físicos o con integrantes demasiado jóvenes o mayores.
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LAS CONSECUENCIAS:
Retrasos horarios o una situación de bloqueo porque no todas las personas son capaces de afrontar el descenso elegido pero el “efecto manada” nos conduce a la situación no deseada. |
LAS SOLUCIONES:
Evitar este “efecto arrastre” siendo conscientes de nuestras capacidades personales y las de nuestros compañeros. Lo más difícil pero más importante es adaptar el descenso al integrante del grupo más débil. En grupos muy grandes se puede optar por subdivir los grupos mezclando los niveles técnicos y físicos. |
3- DURANTE LA ACTIVIDAD:
3.1 – MALA ELECCIÓN DE LAS TÉCNICAS: CABECERA DESEMBRAGABLE. | ||
EL ERROR:
La falta de anticipación a los posibles incidentes durante el rápel y la mala elección de la técnica en la instalación de las cabeceras lleva demasiado a menudo a bloqueos por enganchones de pelo, volteos, alondras, exceso de caudal, etc., que se hacen más difíciles de solucionar sin una cabecera desembragable, sin olvidar que también nos permite la gestión del roce. |
LAS CONSECUENCIAS:
Las consecuencias pueden ser variables en gravedad pero siempre serán traumáticas y estresantes. Un bloqueo por un enganchón de pelo en un rápel sin apenas caudal no será grave si sabemos como actuar, aunque la persona pasará un mal momento, pero lo mismo con un caudal elevado puede acabar de manera fatídica y nos exigirá un alto conocimiento técnico y una eficacia muy alta para evitar la tragedia. Así mismo, se conocen sobrados casos de cortes de cuerda durante un rápel. |
LAS SOLUCIONES:
Generalmente una cabecera desembragable no evitará el bloqueo pero sí que nos permitirá una intervención rápida, directa y generalmente sencilla que pondrá fin al incidente. No quiere decir que siempre la cabecera tenga que ser desembragable, pero sí que debemos ser conscientes de su utilidad, de nuestras capacidades técnicas y del compromiso asumido en caso de elegir otras opciones. Recordemos que para los roces existen también otras técnicas o los protectores. |
3.2 – LA PROGESIÓN EN GRUPO: DESCORDINACIÓN. | ||
EL ERROR:
Hay que evitar la progresión desordenada, asegurarse de que la información dentro del grupo pasa correctamente, y no dejar solo a ningún integrante ni demasiado delante ni en último lugar, algo que sucede muy a menudo infravalorando las consecuencias. |
LAS CONSECUENCIAS:
Una poza de salto verificada correctamente, pero sin la información transmitida de manera efectiva, puede acabar de manera tonta en un accidente. Especialmente, en el caso del último integrante, si se diera un accidente, éste se encontraría solo y quizá incomunicado aguas arriba mientras el resto del grupo continúa avanzando despreocupadamente. Esta desatención sería una pérdida de tiempo que podría desencadenar consecuencias graves en vez de ser atendido desde el primer momento. |
LAS SOLUCIONES:
Dentro del grupo es imprescindible avanzar en pequeños equipos o mínimo en parejas o binomios de trabajo. Es primordial nunca dejar a nadie solo en último lugar por sencillo que nos parezca el itinerario y en casos de descensos técnicos y grupos numerosos ir comprobando frecuentemente el estado de todos los integrantes. |
3.3 – LA ELECCION EN EL SISTEMA DE RÁPEL. | ||
EL ERROR:
A menudo se dan incidentes en rápeles porque no sabemos adaptar la técnica a las condiciones concretas. Muchas veces, en situaciones de poco caudal, infravaloramos el peligro del sistema rápido y, por desconocimiento, por desidia o por costumbre, para rápeles incluso secos, descendemos sin apenas capacidad de frenado. En grandes verticales con reuniones encadenadas y suspendidas se han dado accidentes por la falta de nudo autobloqueante. Contrariamente se dan casos de barranquistas que en situaciones de caudal elevado no saben adaptar su técnica y anticipar el peligro utilizando sistemas rápidos, viéndose posibles alondras o nudos autobloqueantes bajo grandes chorros. |
LAS CONSECUENCIAS:
Cuando tomamos la decisión de hacer un rápel con un sistema u otro de descenso, no siempre somos conscientes de las implicaciones posteriores que puede haber. En un gran rápel seco que decidimos descender en sistema rápido, en el mejor de los casos tal vez nos quememos las manos o la cuerda, sin pensar en que podemos perder el control y caer descontrolados. En una gran vertical si perdemos la reunión siguiente deberemos saber bloquearnos y comenzar un ascenso de cuerda o pedir a nuestros compañeros auxilio. Siempre esperando tener un nudo final de cuerda. Las consecuencias en grandes caudales ya son sobradamente conocidas, por bloqueos en la cuerda se puede llegar al ahogamiento. |
LAS SOLUCIONES:
En el momento en el que pasamos la cuerda por el ocho en rápido, en clásico, con un mosquetón adicional de freno o con un nudo autobloqueante, tras un análisis de cada situación concreta, debemos ser conscientes del descenso al que nos enfrentamos, de los peligros objetivos de ese rápel, de la velocidad y control del descenso que queremos tener, etc. y así podremos adaptar la técnica lo más eficazmente posible a él. Algunas preguntas que podemos hacernos son: ¿qué caudal tiene? ¿es suficiente para implicar un problema bajo el agua? ¿cómo es la recepción? ¿trayectoria de la línea de rápel? ¿emplazamiento de la reunión siguiente? ¿cantidad de metros del rápel? ¿Qué grosor tiene la cuerda? ¿cuales son mis capacidades y experiencia antes este tipo de rápel? ¿Deberé detenerme a una altura determinada y con qué técnicas soy capaz? |
III. UNA INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN.
Hasta aquí mi invitación a la precaución y el pequeño resumen de malas praxis y consejos generales. En definitiva para incitar a que en nuestro día a día barranquista, ante un descenso, ante una decisión o una elección concreta, pensemos, reflexionemos y seamos sensatos. El riesgo siempre está presente y debemos gestionarlo en todo momento. El sentido común es el menos común de los sentidos y cuando los errores se cometen a sabiendas, ya no son errores sino estupideces que nos pueden costar caras, así como a nuestros compañeros y también a aquellos que vienen a sacarnos del apuro. Rotundamente, si el cañón no puede ser descendido hoy, pues no es tan grave y otra vez será. Tengamos siempre presente lo que nos legó Roger Baxter-Jones: “regresad vivos, regresad como amigos, llegad a la cima, por ese orden”.
- LECTURAS RELACIONADAS:
- nko-extreme.com/2013/gestion-del-riesgo-y-del-equipo-en-el-barranquismo
- montanasegura.com/barranquismo
- barranquismo.net/paginas/analasis/analisis
- Aunión, J.A (28 ago 2014). “El monte ya no impone respeto”. EL PAIS Digital.
- Anuarios estadísticos del Ministerio de Interior.
- Muñoz, Ismael (20 feb 2014). “Accidentes de montaña (1/3): datos y causas de los mismos”. carrerasdemontana.com